DESCRIPCIÓN
Dos flores cortadas de las plantas que hay afuera de mi casa
contribuyen al reto de representar algo que tenga esa belleza natural,
conjugada con la durabilidad milenaria del vidrio y que a la vez contenga el criterio
de unidad, de integridad, de luminosidad y transparencia, para mostrar con
cierto romanticismo el concepto de pareja.
El ojo observa desde el interior del
contenedor, la experiencia en la que comparten un mismo universo, dos seres que
pueden ser tan distintos, y a la vez capaces de conformar algo tan hermoso.
COMPOSICIÓN
Las flores colocadas en los puntos de oro
superiores, captan de inmediato la atención del observador y la hoja del fondo
sirve de contraste en tanto que los tallos orientan la lectura hacia el
contenedor de vidrio y resaltan su brillo y su textura.
El Ojo, presente en la Obra funge como
testigo visual de la idea y del concepto con que se produjo esta pintura, que
se encuentra equilibrada en su claro – oscuro con los azules y violetas
presentes en el jarrón y en la sombra proyectada sobre el mantel bordado de la
mesa.
Cualquier
calidad de sentimiento romántico, despierta la Obra en el espectador que asiste
con complacencia a la observación de una composición que aunque simple, puede
llegar a ser tan bella, al tiempo que invita a pensar en alguien.
“EL OJO HUMANO COMO UNIDAD DE COMPOSICIÓN” mantiene en esta Obra su calidad expresiva y participa de una representación que si bien agrupa varios elementos reales, no deja de ser irreal la presencia del Ojo al interior del jarrón que contiene las flores, como una invitación más a soñar.